La muerte no existe

LA MUERTE FÍSICA

DE ESPALDAS A LA MUERTE:

Vivimos en una cultura que está completamente de espaldas a la muerte, que no quiere abordarla, y que se niega a hablar de ella de una forma natural.

Es obvio que todos estamos irremediablemente destinados a pasar por la muerte, por lo tanto, lo mejor que podemos hacer, es abordarla e intentar comprender lo que significa para nosotros y prepararnos para ella.

La poca claridad del cristianismo con relación a este tema, y lo que ocurre tras la muerte, ha favorecido también el que la muerte acabe convirtiéndose en algo que nos da miedo.

Por otro lado, está el tema del castigo eterno y del juicio condenatorio, la idea del infierno, que ha servido para aterrorizar a innumerables generaciones.

Asimismo, la religiosidad, actualmente en decadencia en occidente, ha hecho que la muerte se convierta en algo extraño, que tiene que negarse, se ha convertido en un tema tabú del que nadie habla, y del que se pasa de puntillas cuando alguien fallece.

Entre otras cosas, porque nuestro ego no quiere asumir su fin. Y es con el ego y con el cuerpo que lo sostiene, con el que la mayoría de las personas se sienten identificadas. 

ECM

El ego es la falsa personalidad que hemos creado para adaptarnos a nuestro entorno vital. El ego tiene miedo a lo desconocido, porque siempre se aferra a lo que conoce y controla, y la muerte nos supone algo que no podemos controlar.

En realidad, el ego vive con la fantasía de que podemos controlar la vida, lo cual es completamente incierto, y nos lleva a vivir presos del conflicto interior que se da entre lo que nuestra alma planifica y lo que nuestro ego desea.

Por otro lado, en esta sociedad materialista que no cree que exista nada más allá del cuerpo, la muerte es una especie de fundido en negro, como los que se dan cuando acaba una película.

Precisamente una de las razones por las que algunas personas al desencarnar (fallecer), no van directamente a la luz, sino que permanecen atrapados en la IV dimensión, lo que se conoce como el bajo astral, y es porque siguen sintiendo su conciencia, porque su psique sigue activa aunque su cuerpo ya no lo esté, y esa circunstancia les desconcierta y les hace pensar que aún no han muerto.

Además, en nuestra sociedad la muerte es vista como un fracaso y un drama, como algo completamente negativo.

Desde la medicina es como el enemigo a combatir, sobre todo cuando viene de la mano de una enfermedad.

No entendemos que la muerte es algo completamente unido a la vida, e igual que la vida física empieza, la vida física termina, que es un ciclo natural.

En la naturaleza todo es renovación y cambio constante, nada es para siempre, y nosotros tan solo somos un eslabón más en la cadena.

El tener conciencia de esta transitoriedad, da a la vida su dimensión más ajustada. Es la cultura o nosotros, los que lo vivimos como drama, pero en realidad es algo completamente natural.

Y sobre todo, hemos de tener claro que es considerado un drama, por el insano problema de apego que tenemos en las relaciones.

Si aprendiéramos a vivir sin apego, no habría ningún tipo de problema con respecto a la muerte de los demás, ni con respecto a la propia, porque en el fondo, tampoco nos tenemos que apegar a la vida.

Y precisamente la muerte es un recordatorio de la inutilidad de todos nuestros apegos, y de lo absurdo y antinatural que es, tanto como pretender que aquello que no es más que algo transitorio y relativo, sea algo definitivo y eterno.

LAS EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE (ECM)

                Se considera que las experiencias cercanas a la muerte, son percepciones de personas que han estado a punto de morir, o que han pasado por una muerte clínica y que han sobrevivido.

Experiencias cercanas a la muerte

La mayoría de las personas que han pasado por esta experiencia, pierden el miedo a la muerte, y se toman las cosas con más calma y filosofía.

En general, es una experiencia que les ha ayudado a entender o a aceptar de una forma más positiva la vida. Estas experiencias han sido estudiadas por bastantes autores como Elisabeth Kubler Ross, Raymond Moody o Brian Weis, y han sido narradas por personas que han pasado por ello como Anita Moorjani o la doctora española Isabel Eraso Aragón.

En general hay una serie de características que son comunes:

1.- Sensación de flotar sobre el cuerpo.

2.- De elevarse y atravesar un oscuro túnel o escalera flotando en el vacío.

3.- Se ve aparecer una figura al final del túnel.

4.- El paciente pasa a ser espectador, sin dolor y con una gran paz interior.

5.- Algunas personas aseguran tener experiencias terroríficas en el más allá, pero son la minoría.

6.- Familiares o amigos van al encuentro.

7.- Aparece una presencia o voz que se define en función de las creencias religiosas, un ser que conoce todo del moribundo.

8.- Se presenta una visión global o íntegra de lo vivido.

9.- Tras eso se lleva a cabo una evaluación ética de lo vivido.

10.- El sujeto se ve delante de un obstáculo o frontera y toma conciencia de que aún no ha muerto, aunque sigue sintiendo paz. Los acompañantes le indican que debe volver.

11.- Verdadero retorno a la vida terrenal acompañado de un sentimiento de pesar por no poder permanecer en el más allá y libre de sufrimiento al volver al cuerpo físico.

12.- Miedo para informar a los demás por temor a no ser creído.

14.- Mejora sustancial de los valores en que se vive la vida, colocando como objetivo principal el amor, la coexistencia de todos los seres, y la búsqueda de la armonía con ellos.

Hemos de comprender que lo que muere es solamente el cuerpo físico, y que el problema que la mayoría de las personas tienen con respecto a la muerte, es por su identificación exclusiva con el cuerpo.

Somos psique y phisis, y la psique ni nace ni muere con la phisis.

El cuerpo no es sino una manifestación tridimensional muy limitada, que nos permite vivir esta experiencia vital, y que crea además la ficción de tiempo-espacio, algo que en otras dimensiones no existe.

Inmortalidad

Para una parte de la comunidad científica, lo que viven los pacientes que han sufrido una ECM, no es algo real, pero para aquellos que sí la han vivido, incluidos médicos y científicos, sí que es algo real y que demuestra lo absurdo del miedo a la muerte como final.

Lo que ocurre es que son experiencias difícilmente medibles, y prácticamente imposible demostrarlas científicamente, porque no pertenecen a nuestra dimensión en la que vivimos de forma física.

Y es que el propio tránsito de la muerte no es algo doloroso, entre otras cosas, porque empezamos a disociarnos del cuerpo y del sufrimiento físico que ese cuerpo esté viviendo, algo a lo que nos ayuda el incremento masivo de endorfinas en nuestro torrente sanguíneo.

Es parecido a dar una cabezada en el sillón.

El dolor o sufrimiento está asociado a la enfermedad o al padecimiento del cuerpo, no al hecho de la muerte en sí.

La muerte no es más dolorosa que otros momentos de dolor vividos en nuestra vida.

Es interesante, en este punto, hacernos eco de los planteamientos que Robert Lanza, médico especializado en el estudio de las células madre y de la regeneración celular, hace.

Entre otras cosas, Lanza sostiene que la muerte no es más que una ficción ligada al espacio-tiempo, y a nuestra identificación con el cuerpo.

En este sentido señala: La vida es una aventura que transciende nuestra forma lineal ordinaria de pensar; cuando morimos, no lo hacemos según la matriz ineludible de la vida.

La muerte no existe en un mundo sin espacio ni tiempo.

La inmortalidad no significa la existencia perpetua en el sistema intemporal, sino que se encuentra completamente fuera del tiempo.

La muerte solo existe en un mundo de espacio-tiempo, fuera de ahí no es nada, no existe.

PARA REFLEXIONAR:

1ª PREGUNTA: ¿CÓMO ASUMES EL HECHO DE TU PROPIA MUERTE?

RESPUESTA POR CANALIZACIÓN:

Asumo la muerte física como una semilla que tiene que morir para que pueda nacer lo nuevo.

Como la necesidad de transformación y renovación para poder seguir evolucionando.

Como la obligatoriedad de cambio que la naturaleza y la vida impone en sus leyes universales.


2ª PREGUNTA: ¿POR QUÉ LA MUERTE ES UN PROBLEMA PARA LA MAYORÍA DE LAS PERSONAS?

RESPUESTA POR CANALIZACIÓN:

  • Porque fundamentalmente no conocen su verdadera esencia (no saben quién en verdad son)
  • Porque están dormidos, y solo creen en lo que ven y en lo que les han dicho y contado en la familia y en la sociedad.
    Así pues, al no tener una visión holística de la vida y de su existencia, la percepción de sus vidas queda reducida a la mínima expresión; es por lo que solo dan valor a aquello que pueden ver en su ya limitado espectro visible.
    Así pues, viven como si no fueran a morir nunca, viven con mentalidad de escasez, viven en constante miedo a todo en general, con una gran falta de amor, creándoles así una sensación de inseguridad y estrés constantes que le impiden vivir la vida.
    Todo esto, les impide disfrutar de las cosas pequeñas que tiene el día a día, y que en definitiva es lo que nos hacen felices (esos pequeños momentos de los que está hecha la vida)
  • La muerte representa un problema para el que ignora su verdadera existencia.
  • La muerte en realidad no es un problema, o no debería serlo.
    Todos los problemas los ha creado el ser humano con el prototipo de vida que ha llevado hasta ahora, en el que sus mayores desgracias son:

A) LA FALTA DE RESPETO POR LA VIDA Y LAS PERSONAS EN GENERAL

B) LA FALTA DE RESPETO A LA NATURALEZA Y AL PLANETA (GAIA).

C) LOS APEGOS Y LA DESHUMANIZACIÓN

D) LA FALTA DE AMOR

D) LA SEPARACIÓN CON DIOS.

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